Juan Mora ha bordado el toreo en Las Rozas.
La gente que asistió al moderno coso madrileño disfrutó con un espectáculo único, con el sabor y el aroma de un torero en plenitud que lidió dos excelentes ejemplares de El Pilar, ganadería que también triunfó poniendo en liza dos animales premiados con la vuelta al ruedo en el arrastre.
Con uno de ellos, el sexto, tocó pelo el otro alternante de a pie, Daniel Luque, mientras que el rejoneador Sergio Galán salió a hombros junto al extremeño tras arrancar un trofeo de cada astado que lidió de El Canario.
Juan Mora realizó un faenón frente al segundo. Obra maestra del extremeño con un gran toro de El Pilar, bravo y con mucha clase. Genial Mora con el capote: suave, elegante y a compás a la verónica. Con la muleta, plasmó una faena de una belleza singular. Hubo temple, asiento en las zapatillas, creatividad en estado puro. Gustó tanto el toreo en redondo, como la profundidad del toreo al natural. Torería innata. A placer el torero, en estado de gracia. Los remates fueron soberbios: trincheras, el desdén, el cambio de mano, el pase de pecho a pies juntos... Paseó las dos orejas tras matar de una buena estocada, cobrada cuando salía de una serie extraordinaria.
Una nueva cumbre llegó en el quinto. Monumento a la naturalidad, un toreo sencillo, bello, de gran pureza el del placentino. Torero de yemas, asentado, corriendo la mano sin toques, con los vuelos. Toreo grande frente a un buen toro que se empleó por abajo con clase. A gusto el extremeño, el público vivió en pie muchas fases de la faena. Perdió Mora las orejas por emborronar con la espada. Faena exquisita, un deleite para los presentes. Vuelta al ruedo para el toro. Y clamorosa vuelta al ruedo para el torero
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