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domingo, 21 de febrero de 2016

La nueva Escuela Taurina: ¿Por qué no privada?

El Gobierno de la Comunidad de Madrid ha dado vía libre a la creación de una nueva Escuela Taurina, que llevará el nombre de José Cubero "Yiyo". 
Viene a reemplazar a la dedicada a Marcial Lalanda en la Venta del Batán, que el Ayuntamiento de la capital puso en su punto de mira desde antes de llegar al poder. Problema resuelto. 
Pero si se quiere ir al fondo del asunto, vista la volatilidad que ha adquirido la vida política, ha llegado el momento de repensar si lo más adecuada no sería que esta Escuela y otras estuvieran incorporadas al sector privado, que queda al margen de los vaivenes que puedan producir las urnas. 
Para el Sector taurino no supondría una empresa imposible; para las Escuelas supondría una garantía de estabilidad.

La alcaldesa Manuela Carmena decidió crear todas las condiciones para que la Escuela se abocara a su cierre; la presidenta Cristina Cifuentes ha creado otra de nueva planta. Es la historia de la Escuela Taurina de Madrid, que en esta nueva etapa honrará el nombre de José Cubero “Yiyo”.
La razón de este cambio de nombre es sencilla: la titularidad de la que hasta ahora estaba dedicada a Marcial Lalanda pertenece al Ayuntamiento de Madrid. Por ello, con el  cambio de nombre, se cierra la puerta a cualquier polémica o conflicto  institucional.
Por lo demás, la Escuela seguirá como hasta ahora, con el mismo equipo rector y de profesorado, que lo están haciendo muy bien. En la nueva fórmula, manteniendo la titularidad pública, su sede radicará en un inmueble de la Comunidad: la plaza de toros de Las Ventas y en su gestión se implica, además,  la empresa arrendataria del coso.
En el aire quedan dos dudas, importantes por cierto. La primera: ¿Los responsables del Ayuntamiento han entregado ya los 30.000 euros del Premio Nacional de Tauromaquia concedido a la Escuela? Sería bueno que las cuentas estuvieran claras. Y que cada euro  estuviera en el bolsillo que le corresponde. Cuando menos el silencio municipal hace abrigar dudas de si realmente el dinero del Premio ha acabado en las cuentas de los premiados, porque no ha sido precisamente transparente a este respecto el concejal de turno al que corresponde estos temas.
La segunda: ¿Qué destino darán los responsables municipales a las actuales instalaciones del Batán? Alguno habrá que piense que el mejor destino último depende de una piqueta, si es que a otro no se le ocurre que se puede hacer un parque temático de no se sabe qué. Por ejemplo, vista la grosera exposición que han promovido en un centro cultural del barrio de Tetuán, cualquier cosa es posible.
Por la incompetencia que han acreditado los munícipes de la nueva política, no estaría de más que, antes de tomar una decisión,  revisaran la situación urbanística y patrimonial de aquellas instalaciones y de su entorno, porque no sería la primera rectificación que tienen que hacer en estas materias, cuando primero mandan la piqueta y luego a los albañiles para recomponer el estropicio que ellos mismos han provocado. No vaya a ser que, al final, todo esto solo sirve para propiciar un buen “pelotazo” urbanístico en una zona privilegiada de Madrid.
Pero visto lo visto, con lo cambiante que se ha hecho la nueva política imperante, cabría preguntarse si no es el momento para que esta Escuela recién creada --como las demás que existen-- perteneciera al sector privado. Se nos antoja que es la única fórmula para garantizar que si en unas futuras elecciones autonómicas el Gobierno regional cambia de color político de prioridades institucionales, mejor poner un barrera protectora para no encontrarnos otra vez en las mismas.
Sobre todo si prospera el proyecto del ministerio de Educación para una reglamentación como Enseñanza de la FP,  el nuevo centro podría tener las ayudas que le corresponde a los concertados, estaría facultado para recibir determinadas ayudas públicas y ofrecería una fórmula segura para los apoyos profesionales y económicos del Sector.
Como tampoco el presupuesto que exige una Escuela Taurina resulta tan desorbitado, si en el Sector hubiera voluntad política, la viabilidad del centro no supondría ningún esfuerzo imposible. De hecho, en la nueva Escuela será la empresa arrendataria de Madrid la que corra con los gastos, para que la iniciativa tenga coste 0 para la Comunidad. Y puestos a especular, hasta la nueva Fundación del Toro de lidia podría implicarse en el tema. En cualquier caso, las vías son muchas para que la Escuela pertenezca al sector privado, lejos de la política.

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