Tiene un mérito extraordinario vestirse de luces después de un cornalón como el que sufrió Mora en mayo de 2014, y, tras muchos meses de dura rehabilitación, y sin la certeza de una recuperación definitiva, espantar los fantasmas que nublan la vista y descomponen el seso. No menos heroico es el caso de Fortes, gravísimamente herido por tres veces en el cuello, con la vida pendiente de un hilo, y volver para intentarlo como si nada hubiera ocurrido.
Momentos tan emotivos como el que se vivió cuando los dos toreros aparecieron en el ruedo -los tendidos puestos en pie, rotos en una atronadora ovación de admiración, respeto y ánimo- sólo se disfrutan en una plaza de toros. Hasta los miembros de las cuadrillas aplaudieron cuando los dos héroes saludaron al respetable tras el paseíllo, conscientes del instante histórico que suponía la vuelta de Mora y Fortes a la vida.
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