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miércoles, 24 de febrero de 2016

Sobre los "Saltillos "

1º Cita del Ciclo de Conferencias de La Peña "La Divisa " de Trigueros .
Saltillo es la denominación de una ganadería y a la vez encaste de toros de lidia de características singulares, forjada durante varias generaciones de una familia ganadera, desde 1845 hasta la actualidad. 
Su cría se realiza en la finca La Vega en la localidad de Peñaflor (SevillaEspaña.
En la segunda mitad del siglo XVIII, el Conde de Vistahermosa forma su famosa ganadería.

 En 1821 muere el Conde y su hermana Luisa vende en 1823 la ganadería en varias partes, una al Barbero de Utrera y la otra a don Salvador Varea que la tiene dos años hasta 1825 cuando la revende a Ignacio Martín, quien después de otros dos años la vuelve a vender en 1827 a don Pedro José Picavea de Lesaca. Posteriormente pasa a su viuda y de ésta a su hijo don José Picavea de Lesaca.

El Marqués de Saltillo

Don Antonio Rueda de Quintanilla, Marqués de Saltillo, adquiere en 1845 la ganadería de Lesaca, cuyos toros eran conocidos como "Los Lesaqueños" y eran muy considerados. Durante los 33 años que don Antonio mantuvo la ganadería "Los Saltillos" adquirieron el mayor prestigio entre todas las ganaderías españolas, debido a su rigurosa selección. En 1878 pasa a su viuda doña Francisca Osborne hasta 1890 y de ésta a su hijo D. Rafael Rueda y Osborne VII Marqués de Saltillo, quien vende algunas puntas de vacas a México y al conde de Santa Coloma y al Marqués de Albaserrada. Al fallecimiento de éste, en 1918, su viuda Doña Encarnación de Pablo Llorente vende la ganadería a don Félix Moreno Ardanuy. Don Félix devolvió la ganadería de Saltillo a la primera línea del mundo taurino tras una selección muy cuidadosa durante más de cuarenta años. Tras su fallecimiento en 1960, pasa a su hijo don Félix Moreno de la Cova.

Saltillo en la actualidad

Desde 1978 pasa a denominarse “Saltillo”. Los hijos de don Félix —Félix (h) y Enrique Moreno de la Cova Maestre— la aportan a la sociedad ganadera Saltillo en el año 2000. Ellos comienzan un proceso de exigente y cuidadosa selección que hoy en día continua tras la venta de la ganadería a su primo José Joaquín Moreno de Silva a finales de 2013. En los últimos años se han lidiado corridas en ZaragozaCiudad Real y otras ciudades de España y Francia donde poco a poco los Saltillos están volviendo al lugar que les corresponde por su historia y su leyenda. Esta ganadería es origen de grandes y famosas ganaderías en España como Marqués de Albaserrada (Victorino), Santa Coloma (Buendía) y México como “Piedras Negras” y “San Mateo”.

El encaste Saltillo, base de la ganaderia de lidia Mexicana(Resumen)

Don Antonio Llaguno, junto a su hermano Julián, quienes son unos importantes ganaderos, de la región de Zacatecas, forman la ganadería de San Mateo, cuyos orígenes, datan de un encaste de toros criollos, de los cuales seleccionan solo lo más bravo y lidian por primera vez en Aguascalientes, en 1906, corrida que mata Ricardo Torres “Bombita” y “Corchaíto”, naciendo en ese momento una gran amistad entre Don Antonio y “Bombita”, quien en 1907 le regala un toro, portugués, de Palha, del que se hacen cruces, que aparentemente no ligaron muy bien. 


Por mediación de “Bombita”, los Llaguno viajan a España y el 17 de octubre 1908 le compran al Marqués de Saltillo, 6 vacas y 2 sementales, después de haber tentado, dos camadas completas, de las cuales “Bombita” había elegido 20 vacas y Don Antonio paga 1,000 pesetas por vaca y 5,000 pesetas por cada toro.

Las segunda compra se realiza el 1 de octubre de 1912, donde adquiere 10 vacas y dos sementales, que fueron tentadas, entre lo mejor de la ganadería del Marqués de Saltillo, quien recibe la cantidad de 34,750 pesetas, por el lote de animales, que llegan a Tampico, a finales de octubre de ese año, y son llevadas por tren a Zacatecas a la hacienda de San Mateo, donde Don Antonio hace una las primeras cruzas con vacas criollas y toros de Saltillo, dando productos muy buenos, que resultan muy emotivos, con mucha movilidad, y estos productos, poco a poco se fueron cruzando con lo puro de Saltillo, para dar origen al toro de Saltillo Mexicano. 

Lo puro de Saltillo, Don Antonio, lo conserva como pie de cría y lo cruzado, es lo que manda a las plazas de todo el país., obteniendo grandes éxitos, haciendo que los toreros, hagan de San Mateo, su ganadería predilecta. 

Con La Revolución, en pleno esplendor, y la hacienda casi en ruinas, Don Antonio decide llevar sus toros y vacas a la ciudad de México, donde por los rumbos de Sotelo, en una pequeña hacienda, logra salvar 14 vacas y al famoso semental “Vidriero”, que va en el vientre de la vaca No. 11, y que es el toro que prácticamente hace toda la ganadería de San Mateo, y del que después de 100 años se ha convertido el padre de toda la ganadería brava de México. 

Finalizada la revuelta, solo 3 vacas españolas, regresan a Zacatecas, donde mueren al paso de los años, pero que ya han dejado su buena simiente en el campo bravo de San Mateo. 

En 1932 don Julián se separa, de Don Antonio y forma la ganadería de Torrecilla, donde lo que se lleva de San Mateo, le da productos extraordinarios y la hace preferida de los toreros, por lo dulce, bravo, boyante, y noble des sus embestidas, ya que Julián se llevo las vacas y toros que mezclados dieron origen a San Mateo. 

Al morir las vacas españolas, inicia la segunda parte de la ganadería, y a la muerte de Don Antonio, Antonio Hijo, la lleva a Michoacán, en 1959, dando un giro muy grande ya que Don Antonio vendió muy poco, siendo lo más importante lo que le vendió a Lorenzo Garza, para la creación de su ganadería, de la que actualmente deriva la de San Martín de José Chafik y Marcelino Miaja, pero Antonio hijo, vende vacas y sementales, que contribuyen al desarrollo de la cabaña brava de México, vendiendo siempre con los libros en la mano y en 1965 enajena una parte de la ganadería, a Ignacio García Aceves, y en 1980 le vende la totalidad de la ganadería, que es llevada a tierras jaliscienses, en el Rancho “El cuadrado”, donde actualmente pasta la vacada.

Características físicas

Son reses de talla y peso medios. Predominan perfiles rectos y ocasionalmente subconvexos y subcóncavos.
 La cabeza es estrecha de sienes y alargada (cariavacados), presenta encornaduras dirigidas hacia delante y hacia arriba (veletos, cornivueltos y cornipasos), aunque de longitud corta y poca proporción de pitones.
Tienen los ojos saltones y presentan habitualmente el llamado hocico de rata (morro afilado). La papada aparece muy poco marcada (degollados), el cuello tiene longitud media y de morrillo escaso. El dorso y los lomos son rectos, las extremidades de longitud media, la cola fina y no muy larga.
 Los ejemplares pertenecientes a este encaste presentan pintas cárdenas y negras destacando la presencia del accidental entrepelado.
 Excepcionalmente, en el saltillo mexicano, se dan pintas castañas y coloradas.

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