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domingo, 20 de enero de 2013

El convenio de la patata caliente




Los empresarios buscan eludir responsabilidades
Los taurinos, los profesionales del toro, andan con el convenio de trabajo a cuestas. En busca de negociar, primero, para que surja la opción de sentarse y una vez sentados, romper las negociaciones ante unas propuestas que los toreros "no pueden asumir".

    

Los empresarios no proponen reformas. Proponen pasar la patata caliente a terceros. Concretamente, a los toreros. Los emprearios de Anoet invitan a los toreros de oro a contratar a sus hombres de plata y a que ellos paguen la Seguridad Social, algo lógico, pues los de plata trabajan para los de oro y no para los productores del espectáculo.
Usan los empresarios la palabra "empleadores" para denominar a los toreros de oro. Y la usan con la intención de no reconocer que lo que así sucedería es que los toreros pasarían a ser los empresarios que contratan a los de plata, en toda regla. Dos empresarios, el productor del espectáculo y el actor principal, ambos serían empresa de un evento.
La negociación de este convenio de trabajo en plena crisis económica se toma como una tabla de salvación para los empresarios y como una resignación por parte de toreros y cuadrillas, dispuestas a rebajar sueldos.
Anoet afirma que ahora ofrece negociar lo que ya recoge el convenio, pero la propia Anoet se negó a que la redacción fuese textual a la que recoge el preámbulo del actual convenio, por lo que en algo variará lo que ya dice el convenio en vigor denunciado.
Nadie apunta a un cambio en el modelo de espectáculo. No en el de las ferias grandes de plazas grandes, sino en la base de festejos menores y pueblos, que ven gravadas sus funciones conveterinarios por doquier, seguros varios, grandes equipos médicos, quirófanos y ambulancias, mil burocracias y, al final, un torero y una res.
La propuesta empresarial no plantea solucionar ninguna de esas trabas y de esos costes.Simplemente, lo que busca es pasar el pago de la Seguridad Social al torero de que viste de oro, sin reconocer que así lo convierte en empresario. Es el convenio de la patata caliente, te la paso que me quema las manos. Nunca el convenio de la solución.
El empresario lanza este órdago pensando en la necesidad por torear que sienten todos los toreros, de oro y de plata. Pero no debe pensar en que con este modelo se acabarían las novilladas sin picadores, las con caballos y un centenar de corridas de toros. Por algo sencillo: ¿qué novillero dispone de dos o tres mil euros para pagar la Seguridad Social antes del espectáculo?
Este traspaso de la patata caliente no es algo nuevo. Ya sucedió en los 80, cuando los empresarios intentaron hacer lo mismo que ahora, es decir, hacer un convenio con los matadores y que los matadores llegaran al suyo con los banderilleros. ¿Qué ocurrió entonces? Pues que se pararon ferias como Castellón con las cuadrillas puestas en huelga. Y con ese paro, don Manuel Martínez Flamarique, Chopera, se dio cuenta que su emergente San Isidro peligraba y pactó la paz social con el convenio similar al de ahora, en el que los empresarios emplean a los matadores y a su equipo a la misma vez, un convenio tripartito.
Ahora mismo, con el convenio vigente, que está denunciado por Anoetun matador del grupo B en una plaza de tercera y con una retención de IRPF del 21% tendría una liquidación a cero.Es decir, termina de matar dos toros y casi debe dinero. Y Anoet plantea que, además, los de oro paguen la Seguidad Social de sus cuadrillas. Sería de suponer que, en ese nuevo convenio, tendrían que subir los mínimos. Pero es conocido por todos que hoy cobrar o pagar los mínimos establecidos es un logro y no un derecho o una obligación.
En el invierno decisivo para el futuro de la fiesta no se plantean reformas de estructuras. Lo que se plantea es que pague otro. No se plantea que el público vuelva a entrar a las plazas de algún modo, sino no pagar algo tan básico como la Seguridad Social. Los empresarios se han dado cuenta que en el campo hay superproducción de reses y que esa gran oferta tira los precios de compra. Y que hay mucho banderillero y mucho torero. Y quieren hacer lo mismo que con el campo,legalizar el libre mercado para llegar al no pago y no cobro. Y con esta medida no es muy lejano pensar que la calidad será mínima y el futuro muy escaso, porque en breve nadie querrá ser torero.
Ningún estamento del toreo propone un modelo nuevo, distinto y viable. Nadie pone cerco, de una vez por todas, a los pliegos de concesión con alquileres costosos. Ningún estamento busca soluciones para que la gente vuelva a meterse en las plazas. Y lo que se propone es legalizar que cualquiera pueda ser torero, poniendo en escena a cualquiera delante de cualquier toro. Medida poco halagüeña en tiempos donde los públicos demandan garantías y máxima calidad, ante tantas ofertas de ocio y cultura.
El motor económico del toreo está gripado, de eso son conscientes todos los colectivos del toreo y son tiempos de reformas y de recortes. Toca. De recortes en los precios de compra y también de venta, pero las entradas no bajan.
Los empresarios pasan la patata caliente a los toreros. Buscan, tal vez, que los toreros se tiren de las coletas con sus hombres de plata y, en ese río revuelto, seguir cogiendo el dinero de la taquilla para repartirla como lo consideren oportuno.

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