Muy cerca de la bueyada. Casi al límite de la típica corrida descastada en la que los kilos tratan de tapar la poca bravura. Los toros de El Ventorrillo se salvan del desastre porque muy en el fondo dejaban ver algo de lo que tuvieron en su día los productos que criaba Francisco Medina antes de vender todos los muebles. Por ejemplo el tercer ejemplar, un burraquito que desarrolló buen estilo y el mastodonte que salió en quinto lugar, metiendo la cara o el alocado segundo, un manso interesante por sumovilidad y esa embestida en vendaval.
Quien mejor entendió la corrida fue el mexicano Arturo Saldivar que además salió por todas. Se tiró de rodillas para iniciar la faena al tercero y ya de pie ligó los derechazos a media altura y estuvo desigual en los naturales. Cuando el toro se fue apagando echó mano de recursos muy válidos para pasárselo en un palmo de terreno y luego no pestañeó en unas bernardinas haciendo el péndulo, que nos recordaron la regiomontana de su paisano Manolo Martínez. Cortó una oreja que le viene de perlas.
En el sexto, que hacía hilo y derrotaba con saña, se plantó con firmeza para salir más que dignamente de un trance que tenía veneno.
Miguel Ángel Delgado aguantó como pudo el vendaval del manso que salió en segundo lugar y en el quinto ligó los derechazos con cierto conformismo pues el rtoro, hasta que se apagó, metía la cara con codicia y recorrido.
Sergio Aguilar hizo un toreo aseado al apagadísimo primero y cortó por lo sano en el cuarto un buey manso y derrengado
Las Ventas (Madrid). Décimonovena de la Feria de San Isidro. Se lidiaron toros de El Ventorrillo, correctos de presentación, aunque algo atacados de kilos. En su conjunto, sin raza ni clase, salvo el 3º, con movilidad, pero sin entrega. Muy rebrincado, el 2º. A menos, 1º, 4º y 6º. Tres cuartos de entrada.
Sergio Aguilar, de malva y oro, estocada desprendida, descabello (silencio); estocada caída (silencio).
Miguel Ángel Delgado, de tabaco y oro, estocada trasera, aviso (saludos); dos pinchazos, estocada atravesada, aviso, descabello (silencio).
Arturo Saldívar, de marino y plata, estocada perpendicular (oreja); estocada casi entera, tres descabellos (silencio).