Después de un largo tiempo, vuelve ha enviarnos artículos nuestro amigo Tragabuches.
Vuelvo aparecer después de despertarme de un profundo sueño del que había caído.
Soñaba con un afamado matador de toros que ocupaba los puestos más punteros
del escalafón. Pretendía para esta temporada anunciarse con seis toros en una feria
importante. Llenar las revistas y los portales con su gran triunfo.
El matador se reunió con el empresario en unas de las oficinas de la plaza.
Le acompañaba su apoderado.
- ¡Buenas tardes señor empresario!
- Muy buenas, señor matador de toros. ¿A qué se debe su presencia por estos lares?.
- Pues verá señor, después de meditarlo mucho, creo que estoy verdaderamente
capacitado para protagonizar una tarde importante dentro de su abono. Tengo la ilusión
de anunciarme en esta plaza con seis toros como lo han hecho todas las figuras del toreo.
- Mm, sorprendente idea. Bien, no me desagrada su iniciativa. Prosiga, hábleme que
aspiraciones tiene usted, honorarios, toros, fecha.
-Como ya conoce mis honorarios, pensaba recibir esa tarde el doble de lo que gano
normalmente cuando actúo con una terna normal. La fecha había pensado en viernes de
Feria, que es el día que más público suele ir a los toros. Mientras que el tema ganadero no
se preocupe, tengo visto en el campo varios toros con preciosas hechuras, muy de mi
agrado, en las ganaderías que normalmente me suelo anunciar.
-Ah, muy bien. Veo que lo tiene todo estudiado. Y que ya me asegura que con este
cartel la plaza se llenará, y todo será un éxito. Pero vamos a ver: ¿Cómo se va a llenar
si usted viene anunciándose dos años seguidos en el cartel más rematado de la feria
con toreros de relumbrón el mismo día y no sois capaces de llenar?¿Se cree que va a llenar
usted sólo?
- Hombre señor, pero es que esto es diferente...
-Y, ¿usted se cree que sacaría tanto dinero para pagarle sus honorarios que me
está pidiendo?, además de sus toros. Acepto que se quiera encerrar con seis, e incluso
que sea esa misma fecha. Pero las condiciones las pondré yo. Los honorarios serán los
mismos que los de una tarde normal. Me tendrá que abonar todas aquellas entradas que
se quedan sin vender. Si logra colgar el cartel de "no hay billetes", entonces seré yo
quien le abonará un 50% más de sus honorarios. En cuanto al capítulo ganadero le voy a
dar estos diez hierros para que me elija 6 que conformarán el encierro: Miura, Victorino
Martín, Barcial, Fuenteymbro, Alcurrucén, Cebada Gago, Baltasar Ibán, Valdefresno,
Torrestrella y Torrealta.
Asombrado el matador mira a su apoderado, que le manda una cara como diciendo:
"ya te dije yo que eso de encerronas como que...". Mientras el empresario sigue hablando:
- Usted qué quiere protagonizar una tarde histórica para la tauromaquia y ser
recordado con el transcurso del tiempo, o costearse un homenaje a mi cuenta, en mi
plaza, con una encerrona ridícula sin interés ni atractivo, perdiendo la paciencia de mis
abonados y a mi mis dineros.
El matador perplejo sin saber contestar ante el comportamiento del empresario, no sabía
como salir de tal encerrona en la que no había público sino varias carpetas de archivos
con facturas, un ordenador, varios carteles antiguos, un empresario un poco exaltado y
un apoderado que no había abierto la boca.
Fue justamente cuando este fue a decir algo yo me desperté de este simpático sueño.
Parece ser que el matador aun sigue durmiendo en su burbuja.
( Publicado en el blog Negro Zaíno )
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