Buscar este blog

lunes, 11 de febrero de 2013

La Feliz reaparición de Fernando Cruz



FERIA DE VALDEMORILLO

  • Alberto Lamela lo borda con un gran toro de Victorino

.

El público obligó a Fernando Cruz para que saliera a saludar al final del paseillo como homenaje de cariño en la tarde de su reaparición después de la gravísima cogida que sufrió en Madrid el 15 de agosto de 2012 . Dos horas y quince minutos después se lo llevaban en hombros como triunfador de la corrida y también de la feria. Cruz le encontró la medida a los victorinos, entre los que hubo de todo, como un muestrario de las características de la ganadería.
No fue el suyo el mejor lote pero supo sacar partido del pitón derecho de su primero en muletazos largos y muy rematados. Por el pitón izquierdo no había nada que hacer. Una estocada caída pero fulminante le facilitó cortar la primera oreja. Luego vendría otra en el quinto, un toro que no parecía de Victorino, ni por sus hechuras ni por su comportamiento, con la cara alta y su embestida tontorrona. Fernando Cruz se lo trajinó con soltura pero sin dejar huella ante las características de un toro bajísimo de casta. Acertó con la espada después de un pinchazo y como la gente estaba con él le dieron la oreja que le abría la puerta grande. Se merercía esta reaparición feliz después del trance terrible que vivió hace seis meses.
El triunfo, pues, fue para Fernando Cruz pero el toreo bueno de verdad lo hizo Alberto Lamela en el tercer toro, un victorino de lujo, de embestida humillada y de mucho recorrido. Lamela se dió cuenta muy pronto de las excelencias de ese toro y sin quitarle la muleta de la cara ligó unas series de derechazos de hondura y pureza indiscutibles. Parecía que por el pitón izquierdo el toro era otra cosa, sin embargo el torero supo embarcarlo en la panza de la muleta, dejando el engaño muy en el hocico para cuajar algunos naturales de soberbia factura. A pesar de su calidad el toro era un victorino y en cuanto Lamela se confió y dejó atrás la muleta no tuvo problemas en voltearlo, sin consecuencias. Lamela volvió a la cara del toro y cuajó tres redondos de gran factura. Tenía cortadas las dos orejas pero antes había que matar. Para su desgracia los trofeos se quedaron en los pinchazos anteriores a la estocada definitiva.
El sexto fue otro buen victotrino pero distinto. Era un toro encastadpo y exigente que desarrolló sentido a medida que transcurrían los muletrazos. Lo mejor de Lamela en este toro lo consiguió al principio de la faena sobre la mano derecha. Como premio de consolación le dieron una oreja.

El lote más complicado se lo llevó Sergio Aguilar que se empleó a fondo para salir airoso, sufriendo una voltereta en su primero al intentar un pase de pecho. El cuarto toro, muy probón y desparramando la vista, apenas quiso tragarse algún muletazo por el pitón izquierdo. No tuvo suerte este buen torero del que siempre se espera algo importante.

No hay comentarios: