Recuerdo su paso por aquí, con la incomprensión que lleva cada artista al verse incomprendida, a veces hasta despreciada. Denise estaba haciendo una creación artística para, nada más y nada menos que la galería Gagosian, un espacio internacional de arte donde sólo exponen los elegidos. Un espacio internacional de un impacto artístico y comunicativo increíble que, sólo por su empeño de artista, ha metido dentro al arte del toreo. Que un toreo toreando frente al Guernica de Picasso sea el icono de su Cry for Peace (Un Grito por la Paz) que se acaba de presentar en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Es casi patético comprobar que este hito, este alcance del arte del toro subido al arte de Picasso y al de De la Rue, no haya merecido comentario alguno. Una mujer apenas aficionada está explicando, a través de su arte, que la Tauromaquia expresa como nadie al ser humano, a su naturaleza de Eros y Tanatos, belleza y crueldad, agua y fuego, mar y tierra. El alma del ser humano. Que pase desapercibido este arte, el lugar donde se expone este arte, el grito por la paz que el toreo lleva a la Naciones Unidas, es para reflexionar sobre que somos.
Somos, en autocrítica, los pésimos gestores de un arte que no comprendemos.
El arte del toreo
.Por C.R.V.
Porque el toreo, por su contenido, es el arte más sospechoso de no serlo. Es, de todas las artes, el más indignante y, por tanto, el más indignado. Hay una razón para ello, una causa: estamos ante un arte que no es por si solo. Necesita de la complicidad, la expresión, el soporte, la creatividad de otras artes. El arte de toreo no puede ser una isla. Si lo es, se incomunica, se cierra, se enroca, es arte inútil de cara al mundo exterior. Arte incomprendido, arte solitario, arte sin mensaje y privado de contenido. Si lo prefieren, un arte endogámico, que se alimenta sólo de sus alrededores, de sus acólitos, de sus partidarios
No hay comentarios:
Publicar un comentario