El próximo sábado levanta el telón la plaza bilbaína de Vista Alegre para dar paso a sus históricas Corridas Generales, que en la práctica en esta ocasión darán comienzo el lunes día 22, tras los prólogos introductorios de la corrida de rejones y la novillada.
Quienes se responsabilizan de la verdadera "Gran Feria del Norte", han optado por concentrar a las figuras en los primeros días, para luego programar lo más complementario, con el hándicap peligroso de coincidir con un Athletic de Bilbao-Barcelona en San Mamés.
Remontar en las entradas y los ingresos será el objetivo a batir, para superar los años de los "números rojos".
Un empeño importante no sólo para Bilbao, sino para la propia Fiesta. Si no se consigue, habrá que poner encima de la mesa nuevas ideas.
Aunque un joven empresario, llevado de su entusiasmo por los inusuales “No hay billetes”, haya declarado que la gran feria del norte es la de San Sebastián, en realidad la gran feria de la cornisa cantábrica en todos los tiempos ha sido la de Bilbao.
Lo fue cuando en la capital guipuzcoana los toros se daban en la plaza de Atocha, cuando cogió el relevo el viejo Chofre y en el actual Illumbe; es decir, siempre.
El próximo sábado, con el prólogo ecuestre que se incorporó hace algo más de dos décadas, Vista Alegre abrirá sus puertas para ser escenario de sus Corridas Generales[1] , que desde hace un año han pasado a ser siete, con el complemento de una novillada para completar el número habitual.
En 2016 Bilbao se juega mucho. Y no por amenazas externas al hecho taurino, sino porque resulta tarea muy urgente frenar el paulatino retroceso de participación en los festejos, que corren suerte muy pareja con la aparición de los números rojos.
Los responsables de la Comisión Taurina de la Junta Administrativa que rige los destinos de la plaza resuman optimismo, a tenor de sus repetidas declaraciones en estos días, como para calentar motores. Ojalá se cumplan semejantes augurios, por más que en los años anteriores se quedaron muy lejos de los también optimismos iniciales.
Que Bilbao recupera su posición histórica de una plaza fuerte y solvente, por sus cuentas y por sus entradas diarias, no es que convenga a la capital vizcaína –que desde luego, le conviene--, es que resulta de gran importancia para el momento actual de la Tauromaquia en su conjunto.
Hoy por hoy, no puede aspirar, como acaba de ocurrir en Illumbe, a colocar a diario el “No hay billetes”, que aunque levante los celos de Enrique Ponce vino debido exclusivamente a la contratación de José Tomás: esa y no otra fue la locomotora que tiró con tanta fuerza de los abonos en este 2016.
En la vez anterior, que por la decisión del ayuntamiento de entonces fue la de 2012, las mismas figuras sin el de Galapagar llevaron a los tendidos a los que llevaron, ni a uno más.
Recordemos: por aquel año la terna formada por Morante, El Juli y Talavante llenaron tan sólo la mitad del aforo y en el cartel de lo que se planteó como la tarde de la despedida, con seis figuras en el ruedo, hubo tres cuartos de entrada.
La ausencia de ese factor diferencial que se llama José Tomás, guste o no guste, supone un hándicap para los abonos. Y Bilbao no va a ser una excepción. Pero sin aspirar a tanto como el “No hay billetes”, todo lo que sea superar el pobre 52% de la última temporada, ya pondría a la plaza de Vista Alegre en un camino de recuperación.
Pero si se mira con un mínimo de objetividad, la estrategia diseñada puede ser al menos discutibles. Las cabezas pensantes de la Junta, con el asesoramiento de los hermanos Chopera, han optado por colocar los dos carteles más fuertes a comienzos de la semana --martes y miércoles--, completando la semana entre losvictorinos --un mano a mano que hoy está en el aire-- y los nuevos[2].
Naturalmente, el listón lo van a marcar esos dos días primeros. Entre otras cosas, porque el fin de feria por mor del calendario futbolístico viene condicionado por un plato fuerte: el Athletic de Bilbao-Barcelona de San Mamés, fijado para el domingo 28. Como, además, ese fin de semana, el último del verano, coincida con días como para irse a la playa, la cosa va a andar un poquito complicada a partir del viernes.
Si en este año de gracia de 2016 los números tampoco cuadraran, habría que ser muy obtusos para darse que cuenta que la programación bilbaína --guiada siempre por el mismo patrón en los últimos años--, necesita de un cambio, de nuevas ideas, de otro proyecto. Más de lo mismo no va a servir en los nuevos tiempos.
¿Quiénes hoy son rectores de Vista Alegre lo podrán hacer? No hay por qué pensar que les resulte imposible: todo el mundo tiene derecho a cambiar.
Pero fácil no resultará, entre otras cosas porque la propiedad ha adquirido compromisos empresariales a cinco años vista, que además no ser precisamente muy populares en Bilbao, no resultan fáciles de deshacer a toro pasado.
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