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viernes, 2 de febrero de 2018

La Casa Pagés ultima sus carteles

La Empresa Pagés desembarcó en 1933 organizando un breve ciclo de cuatro corridas de toros. 85 años después, ahora anda en la complicada tarea de hacer sus números para cuadrar la que será una nueva feria de abril y todo su abono.
 En esta ocasión, la Casa Pagés se mueve en compañía de su nuevo aliado, Simón Casas colaborando en la confección de sus carteles, que ya no pueden tardar mucho en ver la luz.
Resultado de imagen de empresa  Pagés Muchos número habrán de tenerse en cuenta para romper la mala racha que ha venido siguiendo el número de abonados.
Resultado de imagen de empresa  PagésLos carteles de la Feria de Abril están en plena cocción. Colocadas las piezas maestras del ciclo –con la anunciada ausencia de Morante– a la empresa Pagés sólo le queda sumar a los toreros de la clase media para alumbrar unas combinaciones a que las que queda muy pocos días para salir del horno. 

Resultado de imagen de empresa  PagésEl modelo de feria, previsiblemente, se parecerá bastante al de las últimas ediciones: un ciclo continuado de doce festejos que al que podría sumarse otro más de intermedio después de la lujosa corrida del Domingo de Resurrección.
No siempre fue así.
 La historia más reciente nos enseña las largas ferias de los años del ladrillo, abombadas a lomos de un abono potente, que contrasta con otras épocas felices en lo taurino en las que el ciclo primaveral se reducía a un breve puñado de festejos.

Resultado de imagen de Feria de Abril de 1933 Los Pagés organizaron su primera feria en 1933. Fueron cuatro corridas de toros a las que hay que sumar una novillada. Al año siguiente, con el mismísimo Belmonte reaparecido en exclusiva para Pagés fueron tres las corridas además de la novillada de rigor.
 El número fue idéntico en los dos años siguientes pero el 18 de julio del 36 cambiaron muchas cosas; también en lo taurino. En 1937 no hubo feria; tampoco la habría el resto de la Guerra pero la plaza mantuvo cierto pulso festivo programando una corrida y una novillada en torno a las fechas abrileñas en 1938 y 1939. Con la posguerra se retomó la normalidad, al menos dentro del ruedo...
Resultado de imagen de Feria de Abril de 1945.Eran los tiempos de Manolete y Pepe Luis y la Feria de Abril encara su definitivo e imparable crecimiento. En 1940 se celebraron cuatro festejos consecutivos, incluyendo una novillada picada. Manolete, en la cúspide de su fama, se anuncia en cuatro de las cinco tardes de la Feria de Abril de 1945.
 El modelo se mantiene –un festejo arriba o abajo– en esos años aunque en el 48 ya encontramos un ciclo de ocho espectáculos al que hay que sumar una novillada dominical de intermedio entre Resurrección y los farolillos. En esos años, el ciclo continuado suele epilogarse de una novillada.
 Ese serial ininterrumpido se mantiene entre los cinco y los seis festejos al comienzo de los 60, la llamada Década Prodigiosa que alumbrará toreros como Puerta, Camino, El Viti o Curro Romero. En el 62 ya son 7 festejos y 9 en el 63.
Pero hay que esperar hasta finales de la década para ver despegar definitivamente el ciclo abrileño.
 En el 67 se anotan once tardes ininterrumpidas que en 1971 son doce, incluyendo el estreno del primer espectáculo de rejones, espoleado –nunca mejor dicho– por los hermanos Ángel y Rafael Peralta.

 A comienzos de los 70 se disparan las estadísticas: se anotan 16 corridas en el 73 y 15 en el 74 pero al año siguiente, en vísperas de la transición política, comienza una estabilización numérica: hablamos de diez u once corridas a las que hay que sumar alguna novillada matinal y el consolidado festejo de rejones que, a partir de 1975, encuentra su sitio en la mañana del Domingo de Farolillos.
Hay más cambios: en 1981 se habían estrenado los toros de Guardiola en el antiguo Lunes de Resaca. 
No se moverán de ahí en dos décadas. 
En la segunda mitad de los ochenta, la Feria vuelve a estirarse alcanzando la cifra de quince funciones al finalizar la década a los que hay que sumar las dos novilladas matinales en pleno boom de Finito o Jesulín. 

Los números estallan en 1992, el año de todos los fastos. Se habían programado 20 espectáculos seguidos pero se suspendieron dos por la trágica muerte de Manolo Montoliú.
Llega una nueva calma en los años siguientes. Se programa un nuevo festejo de rejones que se une a las 13 o 14 corridas de rigor.
 Finalizan los 90 y siguen creciendo el número de corridas, que en 2001, después del aterrizaje de Eduardo Canorea y Ramón Valencia, alcanza la cifra de 18 funciones a pesar de la supresión de la corrida del Lunes de Resaca.
Resultado de imagen de Eduardo Canorea y Ramón Valencia La feria taurina ya rebasaba las dos semanas, incluyendo una novillada picada en el viernes de preferia, los dos festejos de rejones y el luminoso prólogo del Domingo de Resurrección. 
El recorte más drástico --que implicó un retorno a las cifras de mediados de los 80-- llegó en 2013.
 Y en esas seguimos...

►Por Álvaro R. del Moral

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