La muerte del que fuese propietario y empresario de la plaza de La Merced ha causado honda consternación en los ambientes taurinos, que recuerdan el esfuerzo para que la ciudad contase con un coso y con los mejores carteles
Amplió el abono colombino, creó la Corrida del Veraneante y la Iberoamericana, trayendo toros mejicanos y dio muchas oportunidades a los jóvenes toreros onubenses
Muchos han sido los comentarios realizados con ocasión del reciente fallecimiento del que fuera uno de los referentes taurinos de Huelva en los últimos cuarenta años, el de José Luis Pereda García, un personaje no muy conocido por las nuevas generaciones como lo demuestra el comentario de una alta autoridad provincial que se refería a él como “el padre de José Luis Pereda” sin conocer la ingente labor llevada a cabo en el planeta taurino onubense y que, gracias a él, hoy podemos disfrutar de los toros en nuestra ciudad.
Pereda entró en este mundillo a finales de la década de los 70 cuando compró unas vacas a la familia Alventus y se las llevó a Rosal de la Frontera, hasta donde llegaron posteriormente reses del encaste Núñez que había sido propiedad de la familia Beca Belmonte. Ahí comenzó su etapa como ganadero de bravo. Después, iría aumentando su propia ganadería y formaría otras a nombre de su primera esposa Clotilde López, de su hija María José, La Dehesilla, José Luis Pereda López y La Rosaleda, aunque, en la actualidad, todas éstas han desaparecido y se anuncian a nombre de José Luis Pereda. Al mismo tiempo, las explotaciones ganaderas fueron aumentando y, además de La Dehesilla, contaban con Barroso en tierras portuguesas y otras más en la provincia.
Cuando en 1.981 se clausuró la Monumental Plaza de Toros, Huelva se quedó sin escenario para los festejos y José Luis, alentado por un grupo de amigos, se pudo manos a la obra para que Huelva contase con una plaza. Tras el análisis de las posibilidades existentes (reparar la Monumental, remodelar Las Colonias, construir un nuevo coso, etc), Pereda se puso manos a la obra y, con la aprobación de las autoridades locales, se decidió por reparar la añeja plaza de la Vega Larga. Fue comprando las participaciones de los distintos socios mientras Luis Marquinez proyectaba una gran obra que, aún sin concluir, se puso en funcionamiento el 29 de julio de 1.984. Una parte de su gran obra estaba ya en funcionamiento al igual que lo hacía la ganadería.
Y el mismo se puso al frente de la administración de la empresa, Trajo grandes proyectos, como los nueve festejos inaugurales, pero poco a poco la realidad le hizo modificar su planteamiento y de la segunda mejor plaza de Andalucía, como había soñado, se pasó a una plaza más. Buscó fórmulas para engrandecer las temporadas onubenses y se sacó de la chistera aquellas Corridas del veraneante que, desgraciadamente, no tuvieron la aceptación mínima, como creó la Corrida Iberoamericana y, para ello, se trajo toros y toreros de Méjico y que tampoco tuvo una gran aceptación y dio muchas oportunidades a jóvenes onubenses con la celebración de varios festejos cada temporada destinados a los noveles y, por esas fechas, salió una pléyade de toreros que, por diferentes circunstancias, no triunfaron pero muchos de ellos aún siguen viviendo del toro.
Cierto es que Pereda dirigió la plaza en una época espléndida, con una nómina de toreros importantes y, entre ellos, gente de Huelva (Silvera, Litri y Chamaco) que pudieron competir con los Espartaco, Paco Ojeda, Curro Romero. José María Manzanares padre, Enrique Ponce, Jesulín de Ubrique y todas las grandes figuras de aquellos años en los que el abono colombino era uno de los grandes de la temporada taurina española.
Quiso descansar y dejó la dirección del coso en manos de sus hijos políticos (esos que ahora han sido ninguneados y olvidados) que trataron de seguir con la política familiar de ofrecer grandes carteles aunque bajase considerablemente el número de espectáculos de tal manera que La Merced solo abría sus puertas para espectáculos taurinos en las Colombinas.
Por supuesto, Pereda también tuvo sus momentos malos como ganadero y empresario pero, en una balanza, se impone su enorme obra en estos últimos cuarenta años y que han posibilitado que Huelva cuente en la actualidad con plaza de toros y con toreros.
EL TRABAJO DE JOSÉ LUIS PEREDA
Muchas personas desconocen la labor levada a cabo por José Luis Pereda en los trece años que estuvo al frente de la plaza de toros de La Merced, la “niña de sus ojos” como él mismo la calificaba y por la que trabajó mucho y bien aunque no lograse su sueño de convertirla en la segunda plaza de Andalucía como soñó.
Como empresario organizó un total de 113 festejos ( a una media de nueve festejos por temporada), de los que cincuenta fueron corridas de toros, trece festejos de rejones, dieciocho novilladas picadas, nueve sin picadores, una corrida mixta, dos novilladas mixtas, cinco festivales benéficos y trece espectáculos cómicos.
Contemplando estos datos, hay que señalar que hasta el año 2.011 no se volvió a celebrar una novillada sin picadores. Y se hizo con ocasión de la final de la campaña “Huelva busca un torero”. Si no hubiera sido por este motivo, difícil que se hubiera llevado a cabo este tipo de festejo.
Algo parecido sucedió con las novilladas picadas. Cierto es que se dieron en las temporadas de 1.997 y 98, para sufrir un largo parón hasta el año 2.014, con la presentación con caballos de David de Miranda.
GANADERO
Lógicamente, siendo empresario del coso, José Luis Pereda contó en numerosas ocasiones con ganado de la casa, bien fuese de su propio hierro o de los creados en su ganadería, como fueron los de Clotilde López ( con esta denominación así como la de Hijos y de Herederos de Clotilde López), La Dehesilla, María José Pereda y La Rosaleda. En unas ocasiones, el ganado era el anunciado y, en otras, ocupaban plazas de sobreros o sustitutos.
En total, José Luis Pereda lidió 257 reses, de las que 128 fueron toros, 43 utreros en novilladas picadas, 70 erales para novilladas sin picar, un toro para rejones, quince utreros para rejones, así como la mayoría que se lidiaron en los espectáculos cómicos celebrados durante su mandato.
Con el hierro de su propiedad, José Luis Pereda tomó parte en veinte corridas de toros, ocho novilladas picadas, cinco sin picadores y un festival, totalizando 139 reses, de las que setenta fueron toros, treinta utreros, treinta erales sin picar, un toro de rejones, ocho novillos para rejones y cinco erales para Clases Prácticas además de los utilizados en los festejos cómicos.
Aunque no fuese durante su época de empresario, José Luis Pereda gozó de dos indultos en la plaza onubense. El primero se produjo el 28 de febrero de 2.000 cuando se premió al toro “Culito” y el otro el 10 de mayo de 2.015 cuando se hizo con el eral “Navegante” que se lidió en una Clase Práctica.
MECENAS DE TOREROS
Como matadores de toros han actuado en alguna ocasión Miguel Báez “Litri” padre e hijo, Antonio Borrero “Chamaco” padre e hijo, Sebastián Borrero “Chamaco II”, Curro Méndez y Emilio Silvera.
En este período, dos onubenses, Chamaco II y Emilio Silvera, recibieron la alternativa. Hubo una tercera, la de Francisco José Ruiz “Espartaco Chico”.
Novilleros onubenses que han actuado con caballos fueron Salvador Ortega, Emilio Silvera, Miguel Conde, Litri hijo, Manolo Salas, “El Onubense”, Chamaco hijo, Miguel Carrasco, Jesús de Fariñas, Manolo Contreras, Jesús Medrano, Francisco Barroso, “El Triguereño” y José Doblado.
La relación de nombres de quienes actuaron en festejos sin picadores es enorme y algunos de ellos han seguido ligados profesionalmente al mundo taurino como son Jorge Buendía, Jesús Carvajal, Manolo Contreras, Miguel Conde, Sergio González, Manolo Roca, El Leperito, Raúl Francisco y José Doblado.
Una gran labor la llevada a cabo por el empresario y ganadero José Luis Pereda en esos años al frente del coso y que, por razones de edad, muchos aficionados no recuerdan.
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