«Hay gente pa tó» . Muchas veces hemos usado esta expresión. Una frase que nos sale con frecuencia al comprobar algo inaudito. Es una manera sencilla y rápida de decir ¡asombroso! Cuando algo o alguien nos parece increíble y que realiza cosas fuera de nuestra lógica. ¿Pero de dónde viene? ¿Por qué pasó a la historia?
La categórica frase se pronunció en una fiesta celebrada en un hotel de Madrid, cuando al torero Rafael el Gallo le presentaron al filósofo José Ortega y Gasset. El torero preguntó quién era «aquel gachó con pinta de estudiao», a lo que le respondieron: «Es filósofo». «¿Filo qué, ezo qué e?», dijo el matador.
Alguien le explicó en qué consistía tal profesión, que era un señor que analizaba el pensamiento de la gente, que escribía doctrinas orientadas a conocer mejor el obrar de las personas. El Gallo, estupefacto, guardó silencio unos segundos. Hasta espetar con gracia: «Hay gente pa tó».
Aquella famosa anécdota se le ha atribuido también a otros dos toreros, El Guerra y Lagartijo, aunque la mayoría se la asigna a El Gallo . «Tie que habé gente pa tó».
Incluso «pa ná».
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