Andrés Romero, triunfa de nuevo en Sevilla.
Tras la primera de abono, el Domingo de Resurrección, la Feria de Abril arrancó con una corrida de rejones -hacía 18 años que no se abría con un festejo ecuestre-, en concreto con un sexteto de rejoneadores en el que Andrés Romero fue premiado con dos orejas y salió a hombros por la puerta de cuadrillas
Lo hizo porque el rejoneador de Escacena ha mostrado unos progresos notables en su estilo. Si antes era algo precipitado, en su faena apareció centrado y templado. Entendió bien la puesta en escena, no le fallaron sus animadores y hubo momentos brillantes en la lidia.
Se fue a la puerta de toriles con el marsellés para correr al toro hasta pararlo. Es una hermosa escena campera que gusta en esta plaza. En banderillas, Guajiro y Odiel llevaron el peso de su labor, con especial mención al primero de ellos, la estrella de la cuadra, que se lució en quiebros espectaculares, sobre todo cuando citó en corto.
Cuando la faena estaba en su cenit, a lomos Romero de Bambú, el toro se echó sobre el albero hasta en tres ocasiones. Este detalle deslució la labor del caballero, que estuvo ágil para ir por el caballo de matar y acertar a la primera. Se pidieron con entusiasmo los trofeos y el palco los concedió, a pesar de ese detalle de que el toro se tumbara y la faena resultara incompleta. Al margen de ello, Andrés Romero se mostró cuajado y su futuro es más que esperanzador.
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