FERIA DE SEVILLA .El llamado toro moderno, el que los taurinos elogian porque según ellos "sirve" para hacer el toro, se convierte muchas veces, como ayer en la Maestranza, en un semoviente sin nada por dentro, capaz de aburrir al más paciente y más conformista aficionado. La corrida de Las Ramblas, de vulgar presentación, hizo exactamente lo que está visto cuando no hay casta ni bravura. Embestidas moruchas, movilidad al estilo cochinero y mansedumbre.
Por supuesto sacarán a relucir en los portales de la cosa que el quinto y el sexto metieron la cara y se dejaron torear a placer. Pero eso nada tiene que ver con la embestida encastada y codiciosa del auténtico toro bravo. Claro que el manso sexto le permitió a Joselito Adame estrujarse y como es gallo de pelea pudo romper, con vibración en sus derechazos y muy relajado en los naturales, el triste signo de una tarde mortecina.
El mexicano tenía cortada la oreja pero se empeñó en matar a recibir y se le salió un feo espadazo atravesado. La vuelta le debió saber a poco. Así como a El Cid que en la noble y bobalicona embestida del quinto cuajó dos tandas templadísimas sobre la mano derecha. La gente las coreó con afecto de paisanaje y hasta pudo cortar una orejita pero se enredó a la hora de matar y casi por su cuenta se dio una vuelta al ruedo.
Miguel Abellán piropea a Sevilla pero aquí le ponen delante unas corridas descastadas que no le van. Este torero necesita el toro bravo pues con la borrega,no pasa de un pegapases que cumple con el contrato.
Sevilla, miércoles 6 de abril de 2016. Toros de Las Ramblas, desiguales de presencia y de juego deslucido por parados los cuatro primeros. Nobles y de mejor juego 5º y 6º. Miguel Abellán, silencio y silencio; El Cid, palmas y vuelta al ruedo tras petición no mayoritaria; Joselito Adame, silencio y vuelta al ruedo. Entrada: Algo más de media plaza. Jarocho y Fernando Sánchez saludaron montera en mano tras parear al 6º.
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