Cuando me presentan a gente que no me conoce, se sorprenden de que sea aficionado a los toros. Quizás me miren como un tipo de especie en peligro de extinción, o incluso puede que tengan razón y que seamos los bichos raros de la sociedad. De primeras éste hecho les suele causar un poco de rechazo, pero al tiempo hay quien se interesa y me pregunta que por qué sigue habiendo gente joven aficionada a los toros.
Lo cierto es que yo, lejos de debatir con los argumentos típicos (el toro vive muy bien durante cuatro años, el toreo mueve mucho dinero, etc...) siempre digo lo mismo a aquellos que se interesan: Soy aficionado a los toros porque cuando estoy en una corrida de toros experimento sentimientos que no he podido vivir en ningún otro espectáculo. Y ese veneno con el tiempo, se convierte en necesidad. Y esa necesidad nos hace vivir muchos momentos de felicidad.
Hay tardes que dan oxígeno, y otras tardes que nos lo quitan. No hace falta triunfar para oxigenar la afición, puesto que como dijeron hace algún tiempo, las orejas no dejan de ser despojos. Hoy nos hemos oxigenado un poco todos. Hoy nos hemos puesto de acuerdo, en una tarde que, sin ser histórica, pasará a la historia y a la memoria de todos.El Juli, 25 años de alternativa, tarde para la historia. Qué dimensión...
Merece la pena seguir siendo aficionado a los toros. Ésto es muy grande.
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