El primer San Isidro de Plaza 1 en su año cero.
Simón Casas le ha echado horas y codos en collera y equilibrio con Nautalia. Como el estudiante que aspira a matrícula de honor. Se desprende trabajo, mucho trabajo, de la lectura de los carteles esperados. Lo delata el engranaje pensado de cada tarde.
Todo bien pero para matrícula no alcanza. Ni para la revolución anunciada. Ni para la remontada deseada del abono que languidece desde hace años. O al menos no como se esperaba. Ojalá yerre el análisis que sigue......
La promesa de multiplicar los carteles rematados de la época de Taurodelta no aparece. No puede aparecer con El Juli, José María Manzanares y Enrique Ponce a una sola tarde en el abono (Beneficencia es aparte). Ni con Morante de la Puebla fuera del mismo y anunciado en la extraordinaria Corrida de la Cultura. Sí, están todos (también Roca Rey, el terremoto de Perú), pero no como deberían estar y, sobre todo, en la cantidad que se hubiera necesitado en este año cero de Plaza 1. La apuesta por duplicar en el abono, insisto, o triplicar, ya puestos a revolucionar soñando, las comparecencias de los Morante, Manzanares, Juli, Ponce, se ha quedado corta.
El peso y la responsabilidad de San Isidro queda en manos de Alejandro Talavante, que en abono, perdón por la insistencia, viene a tres (Prensa incluida, que es fuera de pero cuenta como incluida en). Y se anuncia con tres encastes diferentes: Puerto de San Lorenzo, Núñez del Cuvillo y Victorino Martín (el gesto de mayo). Y además remata con la excelencia de la Beneficencia y Victoriano del Río. Como AT, o no tanto, deberían haber estado los demás. Decíamos ayer que Simón Casas habría de afinar muchísimo los carteles a la espera de José Tomás, por si el gran acontecimiento no se producía y no se plasmaba en papel el sueño de grandeza del productor.
La feria vale, está bien, denota trabajo. Para levantar la losa de los abonos perdidos en las últimas 10 temporadas y aspirar a matrícula y a la cuadratura de los números se antoja corta. La crítica a la dureza del pliego elaborado por la Comunidad de Madrid, no lo olviden, quedó deslegitimada por la disparada oferta al alza de Casas y Nautalia. El abonado, el viejo y el nuevo, cuenta con un 10% de descuento, que ojalá motive y empuje tanto como restará en el balance económico. Porque San Isidro, al fin y al cabo, sigue convirtiendo Madrid en el epicentro mundial del toreo. Un mes continuado de toros como eje de una programación cultural y de ocio que Las Ventas nunca ha conocido.
Y es tan necesaria la corriente de aire moderno y nuevo como lo era la revolución en los carteles.
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