Dos horas y cuarenta y cinco minutos. Sí, dos horas y cuentan y cinco minutos, eso duró el triste, pesado, bochornoso e infumable espectáculo de ayer, el día grande por tradición en estas fiestas falleras. Pero ha sido el día para salir corriendo ante la presencia indecorosa, la falta de fuerza y el comportamiento borrego de los toros de Cuvillo.
Enrique Ponce, el eterno Ponce, compuso una actuación teatral queriendo vender como meritoria sus faenas ante dos tristes animalejos. El primero, sobrero, tan inválido como el que había sido devuelto. Y el cuarto, trastabillado y moribundo. En ambos Enrique se puso prosopopéyico en muletazos de recurso. Y hasta le dieron una oreja. Oreja de traca.
Castella se aburrió pronto ante el tullido que salió en segundo lugar. En el quinto exhibió su repertorio de siempre, desde los cambiados hasta el péndulo, entre los pitones de un animal que agonizaba de pie.
La gente recibió con cariño a David Mora. Con otro sobrero, con diferencia el toro más toreable dde la corrida, estuvo decoroso, limpio y medido. Se nota en todo caso su tiempo inactivo. El sexto solo le dio la opción de intentar los derechazos y naturales al hilo del pitón. El toro no podía con el rabo.
Plaza de Valencia. Tres cuartos de entrada. Toros de NÚÑEZ DEL CUVILLO (1), anovillados, inválidos y descastados. ENRIQUE PONCE (5), de grana y oro. Bajonazo /saludos con protestas). Pinchazo y estocada. Un aviso (una oreja).SEBASTIÁN CASTELLA, (5) de turquesa y oro. Estocada (silencio). Dos pinchazos y media estocada. Un aviso (silencio). DAVID MORA (5), de verde manzana y oro. Estoca atrasera y desprendida (vuelta). Estocada (palmas)
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